Los Feéricos

LOS FEÉRICOS Los feéricos, hijos de la diosa Wina, son los habitantes de los bosques de Idhún. Son una raza con una gran cantidad de variantes; los hay altos como humanos y pequeños como libélulas, con alas, sin alas, bellos y grotescos. Pero todos ellos tienen tres cosas en común: su dependencia del bosque, puesto que su esencia se marchita lejos de él; su piel y su cabello, de tonos verdes o pardos, que los mimetizan con el entorno del bosque; y sus ojos, completamente negros, grandes y rasgados. Los feéricos, desde las dríades hasta los duendes, sienten un profundo amor por los árboles y las plantas, son criaturas de los bosques y rara vez se los verá lejos de ellos. Desconfían de los humanos, por ser la raza que menos respeta sus territorios, y de los yan, por ser adoradores del dios del fuego. Por esta misma razón, aunque respetan a los dragones, como el resto de las razas sangrecaliente, procuran mantenerse lejos de ellos.

Hábitat de los feéricos
 Los feéricos mantienen una relación muy estrecha con los árboles y con el mundo vegetal en general. Por tanto, su reino son los grandes bosques de Idhún, en especial el bosque de Awa y el bosque de Alis Lithban. El bosque de Alis-Lithban fue uno de sus territorios predilectos hasta la extinción de los unicornios; después, pese a los cuidados de los feéricos, el bosque empezó a marchitarse, por lo que muchos de sus habitantes murieron o emigraron al bosque de Awa. Tras el paso de la diosa Wina por el mundo, Alis-Lithban recuperó su antiguo esplendor y volvió a ser poblado por feéricos. En cuanto al bosque de Awa, fue uno de los últimos refugios seguros para los rebeldes durante la invasión de los sheks. Gracias al escudo protector generado por las flores lelebin, los feéricos protegieron su bosque durante más de una década, y lo defendieron con uñas y dientes tras la caída del escudo, una noche de Triple Plenilunio. Algunas zonas del bosque fueron seriamente dañadas, pero Awa resistió, y en la actualidad los feéricos trabajan para repararlo. También es posible encontrar feéricos (hadas, silfos, trasgos, gnomos, dríades, duendes, etc.) en cualquier parte de Idhún, siempre que tengan cerca un bosque o un jardín donde su esencia pueda sentirse a gusto. Por tanto, ello excluye zonas como las tierras heladas de Nanhai, el desierto de Kash-Tar o el Reino Oceánico. Un feérico lejos del bosque es como una planta arrancada de la tierra: no tarda en marchitarse y morir.